La tradición popular cristiana nos habla de la muerte como elemento de maldad, dolor y pecado si en nuestra vida no hemos sido buenos cristianos o la muerte como momento para encontrarnos con Dios, si en nuestra vida hemos sido unos correctos cristianos.
El origen de la preocupación por la muerte viene desde muy lejos en la historia, pero quizás podemos verla y sentirla de manera más intensa en nuestra edad media. Realmente, en esa época no sólo es que se creyera que la muerte acabaría por llevarse cruelmente a los pecadores, es que se tenía un concepto de la muerte literal, mucho más consciente y doliente y, por lo tanto, diferente al actual. En él, el pueblo tenía la “obligación” de seguir la doctrina cristiana y la vida de Jesús como modelo social, o de lo contrario caería sobre la conciencia cristiana “el yugo de la guadaña”.
Años de pobreza y hambre han provocado ese miedo colectivo a la “cólera de Dios” (se llegó a creer que la peste era un castigo por nuestros pecados) y muestra de ello lo tenemos en las numerosas representaciones de nuestras capillas y parroquias utreranas. La simbología aquí es clave para entender las pinturas murales, frescos y representaciones que nos muestran las dolencias del pueblo cristiano. Muestra de ello, por ejemplo, es sin duda alguna la capilla de ánimas, que se encuentra en la señera parroquia de Santiago el Mayor del siglo XIII (apróx.). En esta capilla celebraba sus cultos la ya desaparecida hermandad de las ánimas, aunque esta ha dejado su impronta en la Hermandad del Redentor Cautivo como uno de sus titulares (Ánimas Del Purgatorio). Aunque desafortunadamente fue suprimido el “novenario de Ánimas” que tenían lugar en ese mes de noviembre como culto de hermandad anualmente.
Pintura del "Purgatorio" de Santiago de Utrera. |
En el fresco que aparece a la entrada de la capilla, se muestra la alegoría del triunfo de la muerte sobre los cristianos. Representa el adagio tan barroco del “memento mori” (quizás tenga origen sabino. Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma se le recordaba su poder temporal para que no cayera en la prepotencia.) recordatorio de la inevitabilidad de la muerte, algo que nos iguala a todos.
Representa el adagio tan barroco del “memento mori” recordatorio de la inevitabilidad de la muerte, algo que nos iguala a todos.
Aunque sentido contrario tiene cuando se representa con relación a la vida de Jesús, en la que la muerte aquí no triunfa, sino que es derrotada por la gloria de Dios en su Resurrección, como podemos ver en la Salida de la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla. Se nos representa “la Muerte” derrotada bajo la cruz de la que ha sido descendido Jesús. También la acompañan símbolos de la imagen de la muerte como el dragón o la guadaña.
Además, se añaden en la puerta dos medallones con la imagen de las ánimas ardiendo en el fuego del purgatorio, lugar al que irían los cristianos pecadores y del que solo se saldría si alguien rogara mucho por su alma o por “intercepción Divina”. Esta simbología esculpida sobre la puerta, nos muestra el paso al mundo de ultratumba, algo muy censurado en la edad media provocando el miedo del pueblo y con ello la iglesia tenía un “arma de doble filo”. Se sabe que formaría parte de un fresco mural mayor, hoy día desaparecido.
Archisevilla.org |
También está presente la simbología de la muerte y de “el purgatorio” en la capilla de ánimas de la Parroquia de Santa María de la Mesa, donde se representa un bonito y misterioso retablo en relieve de lo que sería el purgatorio. La tradición popular cristiana, nos cuenta que el purgatorio era el lugar a donde irían a parar los pecadores, un lugar de maldad y dolor del que sólo se podía salir si en la tierra sus familiares y allegados realizaban sendos donativos a la iglesia y se daban muchas misas en honor al alma del difunto. Esto fue un arma de doble filo durante la historia ya que la Iglesia se benefició de esto, no sólo moralmente, sino también económicamente.
Destacar por otro lado, en los frescos “a la Alegoria de la Compañía de Jesús” situado en la cúpula central de la capilla de San Francisco (“memento mori” con sentido del poder temporal de la realeza frente al poder triunfal y eterno de Dios)
Cúpula interior Capilla de San Francisco, Utrera. |
Ntro. Padre Jesús Yacente y Ntra. Sra. de los Dolores Imagen: Juanlu Araujo |
Y precisamente aquí tiene lugar el cúmulo de sensaciones de este mes efímero pero intenso, con el triduo a la portentosa imagen del Stmo. Cristo yacente, titular de la Hermandad de la Vera-Cruz y Santo Entierro. El mes comenzaba con el recuerdo a nuestros familiares y amigos que quedán en el recuerdo del que quiere y ama al prójimo, pero continúa con los cultos al Señor por quién fue dado todo. La escena se nos señala triste, el semblante del Señor nos llama al perdón y al recuerdo del que no muere porque no cae en el olvido. Un rato de oración junto al señor yacente, nos evoca a la memoria de una noche de Sábado Santo en Utrera.
En el mes de luto en Utrera, este año nos acordaremos más por aquellas víctimas del covid19 que tanto daño sigue haciendo a nuestra sociedad.