Paco Caro. Los cofrades, cada vez más, se están haciendo a la idea de una posible celebración magna para dar las gracias al Señor por el fin de una pandemia, que por suerte y con la vacunación en una fase bastante avanzada, se vislumbra cada vez más cercano.
Estos deseos de procesión magna, se han visto acrecentados cuando el Arzobispo electo D. José Angel Saiz Meneses ha anunciado a ciertos medios de comunicación, su postura ante posibles salidas extraordinarias con una afirmación rotunda y clara: "Si me piden una procesión extraordinaria cuando pase esto, lo recibiré con los brazos abiertos"
Ante esta afirmación, ya hay quienes se hacen a la idea de imaginar una procesión Magna Mariana, del estilo a las celebradas en Jerez o Granada en 2013 con motivo del Año de la Fe, y es que, si una cosa podemos afirmar en Utrera, es que, al igual que la capital, el sentimiento mariano de sus cofrades, es intenso, visto y comprobado en devociones como la de Consolación o María Auxiliadora ambas imágenes, coronadas canónicamente y que cuentan la primera con la Medalla de Oro de la ciudad, y en el caso de la Virgen de Don Bosco, con los trámites iniciados para concedérsela, y es que ya lo decía el video editado por el Ayto. de Utrera para la exposición Nostra Fides: Utrera es Mariana, por lo que, el hacerse a la idea de una celebración Magna Mariana como acción de gracias por el fin de la pandemia, no es ninguna locura, y es que, esta idea, ya tiene sus antecedentes, para lo que nos iremos al año 1954.
Para ello, nos remitimos al libro "Consolación de Utrera, una devoción universal" obra de Eduardo González de la Peña y que es de lectura obligatoria para entender con claridad la amplia devoción de la Patrona de Utrera. En él, llama la atención un capitulo, en el que nos cuenta como en la España de los cincuenta y a las puertas de un Concilio Vaticano II donde la iglesia catolica desarrollaba todo tipo de actos esplendorosos que con la entrada de dicho concilio se suprimirían buscando una modernidad, el papa Pío XII declaró el año 1954 como Año Santo Mariano, dedicado exaltar a la Virgen María y donde los actos confluirían en una característica común, la solemnidad.
Utrera, decidió pues traer a la Virgen de Consolación desde el Santuario a Utrera con motivo de esta celebración internacional, hecho que sucedió el día 12 de septiembre.
De este modo, tras los cultos y fiestas de la patrona, a mediados de septiembre de 1954, la Virgen de Consolación, bajó a Utrera pernoctando en la Capilla de la Trinidad, para posteriormente el día 13, visitar la Parroquia de Santiago, concluyendo el tercer día en la Parroquia de Santa María.
Cabe destacar, que en aquel entonces, la parroquia de San José no estaba instituida ni edificada, por lo que la Virgen visitó durante el trayecto de una iglesia a otra, las capillas de los Dolores, las Carmelitas, el Hospitalito, San Francisco, la Sagrada Familia, los Salesianos y San Bartolomé hasta llegar a la Plaza del Altozano, donde se celebró una misa pontifical ante casi cinco mil personas, estando presidida por el entonces Cardenal Segura.
A la Virgen de Consolación le acompañaron en la Plaza del Altozano un gran número de imágenes de la Virgen María de las distintas Hermandades e instituciones religiosas de la localidad.
Hasta aquí, nos puede recordar a las visitas más recientes de la Virgen de Consolación a Utrera (2007 y 2014), pero lo interesante de esta venida sucedió a la llegada de la Patrona a la Plaza del Altozano para presidir el pontifical, pues se había organizado una concentración de imágenes marianas que a modo de exposición, acompañaron a la Virgen de Consolación en la celebración de este acontecimiento.
Hasta la céntrica plaza, se trasladaron la Virgen de la Mesa de Santa María, la Virgen del Socorro de Santiago, la Virgen de los Dolores de la Hdad. de la Vera Cruz y la Virgen de las Angustias del Jesús. Tambien se encontraban la Virgen de los Desamparados de la hermandad de la Trinidad, María Auxiliadora de los Salesianos y otras imágenes que a día de hoy no salen como la Milagrosa de las Hijas de la Caridad del Hospitalito, la Virgen Niña de la Sagrada Familia, las Hermanas de la Cruz trasladaron a su Virgen de la Salud y el antiguo y desaparecido colegio de Santa Rosa de Lima llevó una Asunción mientras que las Carmelitas aportaron a la titular de su capilla, la Inmaculada Concepción.
Han pasado 66 años de aquel acontecimiento, y a día de hoy, con una amplia representación de la Virgen, bien podrían plantearse entorno a Ella infinidad de ideas para celebrar en un futuro, el cese de la pandemia y pedir por cuantos han partido a la casa del Padre, ya sea meditando los misterios del Rosario, representado por las hermandades y asociaciones con sus titulares, o simplemente recordando aquella magna concentración para celebrar una pontifical donde demostrar que Utrera, como la capital, también es Mariana.
Bibliografía
González de la Peña, E. (2001). Consolación de Utrera, una devoción universal. Siarum Editores S.C.